sábado, 5 de janeiro de 2013

O Mundo Apóstata

El desprecio de la virginidad, la pérdida del sentido de lo sagrado, el prestigio de lo irracional, falso y feo, la maldad gratuita –romper a pedradas las farolas de un paseo, costosamente adquiridas y colocadas por la comunidad del barrio–, la división de la nación en partidos siempre contrapuestos y en guerra, la devaluación del patriotismo hasta el ridículo, el menosprecio de los padres y de los ancianos, la aversión sistemática a la tradición de los antepasados, la veneración por la homosexualidad, la idolatrización de artistas y líderes especialmente degenerados y perversos, la admiración imbécil en el arte de fealdades patentes y deliberadas… Todos ésos, y otros muchos males, en los países pobres y paganos no existen en la medida en que se dan en el mundo apóstata del cristianismo.
Reforma o apostasía